Ha empezado el verano de 1989 y Bruce cree que estas serán otras divertidas vacaciones en el barrio donde nunca se aburre junto a sus mejores amigos Manu, Maury y Montoya. Siempre hay lugares que investigar, rumores que desmentir, aventuras que correr. Pero la desaparición de una muchacha en un barrio cercano y el encuentro fortuito con unos extraños individuos que podrían tener relación dispara las especulaciones. Todo parece encajar. Esto les incita a explorar unas minas laberínticas que fueron abandonadas décadas atrás a pocos kilómetros del barrio donde, al parecer, se resguarda un enorme lago subterráneo. Sin darse cuenta, se ven arrastrados a un macabro juego que comenzó hace tiempo y que está a punto de culminarse. Game over. Esto es un breve esbozo de esta novela. La punta del iceberg. Sumérgete y observa lo que hay debajo: "La luz apareció de pronto rasgando bruscamente la insondable oscuridad que me asediaba, ofuscando violentamente mis pupilas. Como una larga y brillante hoja afilada que se alzara hasta el techo desconocido. Miré en derredor y la tiniebla más absoluta se perpetuaba hasta el infinito. Tanto temor me infundía aquel interminable y oscuro vacío como la ranura luminiscente que me invitaba. Di un tembloroso paso hacia adelante sin saber si habría un suelo que pisar e intenté agarrar el pomo de la puerta, pero mi mano se fusionó con su imagen sin llegar a tocarlo como si fuese un holograma. Miré tras de mí como si de pronto hubiese percibido una presencia que me acechara, pero solo sentí la misma terrible quietud, el profundo e inmutable vacío. Intenté agarrar el pomo con más decisión con el mismo decepcionante resultado, pero la puerta se deslizó hacia mí un poco más. Tal que si estuviese supeditada a mi frágil voluntad. Algo más de luz se proyectó tras de mí. Me giré en redondo y la imagen de Adela se fraguó lentamente tras unos barrotes, demasiado estrechos y separados para retenerla. Sin embargo, pedía auxilio en silencio, con sus lágrimas rodando por sus mejillas y sus manos aferradas con fuerza en aquellos escuálidos hierros. Di un paso hacia ella y, como si hubiese accionado un interruptor invisible, se desvaneció tan lentamente como apareció, cerniéndose de nuevo el velo más sombrío e inundándome una sensación de soledad más aterradora, si cabe, que la anterior. La puerta había retrocedido volviendo a mostrar un simple rasguño en la oscuridad. Me quedé rígido como una escultura, por temor a que la puerta se cerrase para siempre perdiendo con ello mi única referencia y abandonándome a la nada. Me sentí frustrado. Había cometido algún error que había provocado un paso atrás, pero no sabía cuál. Volví a estirar la mano lánguidamente hacia el pomo, y la puerta se volvió a deslizar ligeramente hacía mí. Miré hacia atrás esperando volver encontrar a Adela atrapada en aquella absurda jaula, pero no fue a ella a quien vi. Una imagen se apareció bajo mis pies. Mis amigos pendían agarrados de una delgada cuerda que yo pisaba. Gritaban al ver que la frágil cuerda que protegía sus vidas se estaba deshilachando por momentos, pero no podía oírles. Me agaché para agarrarla y tirar de ella convencido de que podría auparles, o al menos sostenerles, pero se escurrió entre mis dedos como si fuese agua y se desvaneció junto con ellos. La oscuridad volvió a inundarlo todo. La puerta había vuelto a su estado inicial. Me acerqué un paso sin pensarlo y volvió a deslizarse un palmo, pero ya no miré atrás; concentré toda mi voluntad en mirar a través de ella y se abrió un poco más. La intensa luz me quemaba los ojos, así que los cerré y, totalmente a ciegas, penetré. " Todo es imprevisible porque todo es posible Todo es probable aunque parezca imposible Porque nada es lo que parece Novela con ilustraciones de Mario Vega