Quizás al leer mi libro te sientas la persona más identificada. Cuando al leer puedas imaginar y casi vivir, línea por línea mi relato de vida, sabrás, que tengo algo que decirte, entre líneas, sabrás lo que tienes que hacer, porque te estaré abriendo la intimidad de mi vida, tal cual como leer éste libro, para que puedas verte en un espejo, y puedas descubrir qué es lo que te ha llevado hasta ahí, ese lugar al cual no quieres regresar. Pero déjame darte una buena noticia. Desde el lugar del mundo en donde estés, mis palabras llegarán a ti, a sanarte. Porque el primer paso, es el más pequeño, pero el más significativo. Y quiero que no vuelvas allá, a ese mundo incierto del miedo. Sé lo que es estar en un hospital, víctima de mis miedos, esos que ni yo mismo puedo entender, pero que aprendí a enfrentarlos usando como arma los mismo que me los causó, el miedo. Las vivencias más duras de la vida son las que producen las mayores heridas. Es precisamente lo que necesito ayudarte a utilizar como arma para enfrentar esas crisis de pánico, ansiedad e incluso, la depresión. Soy un sobreviviente y sabrás en cada párrafo de lo que te hablo. Lo haré simplemente contando mi historia. Es lo que mejor sé hacer. Y si te logro ayudar, sabré que estoy cumpliendo gran parte de mi propósito en este mundo. Acá de dejaré un extracto de una las 52 páginas de este libro que pronto estarás leyendo. Lo recomiendo con música de guitarra tranquila de fondo, o con la naturaleza, o al menos que lo puedas leer con total serenidad. Te quiero mucho. Eres una persona real, no eres lo que crees que eres, ésa es tu mente que te engaña, pero eres mejor que eso. Y yo soy 100% real, y estoy compartiendo mi vida contigo. Si la vida me ha permitido llegar hasta aquí, es porque hay un propósito con todo esto, y tú estás incluido(a) en este plan del universo porque eres una persona muy valiosa.

"En una de esas ocasiones en que mis padres ya empezaron a mirar mi talento, vi a mi madre darle a mi papá un sartén eléctrico y decirle, véndalo y con eso le comprar un pianito al hijo.
Y fue cuando llegó a mis manos un pianito tan pequeño que parecía de muñecas, pero era lo que había, y yo lo disfrutaba tanto. Era mi distracción después de trabajar esas jornadas de 12 horas. Yo me encerraba a tocar ese pianito. Aprendí a tocar algunas canciones que me llenaban el alma angustiada, insegura y vacía. Aunque, en realidad en un inicio, yo sabía que no tenía la posibilidad de tener un instrumento, así que lo más cercano eran mis dibujos, ya que tenía facilidad, dibujé las teclas negras y blancas en una hoja calculando el tamaño de mis dedos, y pensé "si puedo colocar aquí mis dedos, puedo luego tocar el piano, cuando pueda tener uno". Tuve que hacer el dibujo en 2 hojas y luego unirlas para poder tocar en esa hoja. Ese fue, en realidad mi primer piano. Recuerdo que fue algo que hice en lo secreto, solito en mi cuarto, encima del pupitre que conservé desde la niñez en el cual me gustaba tanto estudiar. Esa hoja-piano, la hice con tanta fe y con una seguridad que creo fue lo que me llevó a aprenderme 3 canciones tocando en una hoja de papel. Mis oídos podían escuchar la música mientras tocaba la hoja. Sé que así fue. Aún me logro ver en el pasado, a ese jovencito cantando y tocando encima de una hoja, desentonado y triste porque en el fondo era lo único que en ese momento le daba sentido a su vida. Eso me ayudaba para que al otro día iba al colegio con una mejor actitud y positivo".

Autor: Douglas M.C.